viernes, 28 de septiembre de 2012

Sonrisa perfecta

En algún otro post ya hice referencia a los diferentes patrones que rigen la estética de argentinos y brasileros. Sin embargo, la voluptuosidad de las mujeres y la obsesión de los hombres por el cuerpo no fueron las únicas cuestiones que me llamaron la atención con respecto al modelo de belleza del país tropical. Los dientes también se presentan como un aspecto fundamental. Sí, los dientes. Los brasileros están literalmente obsesionados por su dentadura. Todos, absolutamente todos los baños (en las empresas, shoppings, restaurantes, aeropuertos) cuentan con hilo dental y productos para enjuagues bucales. Y la gente los usa, mucho. No es raro encontrarse con grupos de personas instaladas frente a los espejos cepillándose sin parar los dientes y realizando cada una de las etapas de ese eterno procedimiento de limpieza profunda que recomiendan los dentistas. No importa la clase social, la gran mayoría usa o ha usado ortodoncia para modificar alguna imperfección. Y toda esa preocupación les da resultado: el grueso de los brasileros tiene una dentadura impecable. Sí, Brasil es un paraíso terrenal para los dentistas, porque el dinero pasa a ser una cuestión absolutamente secundaria cuando se trata de conseguir una sonrisa perfecta. 




jueves, 13 de septiembre de 2012

Buscavidas


Ya en otra oportunidad hice referencia a determinados puestos de trabajo que existen acá en Brasil que me han llamado poderosamente la atención, pero el personaje con el que me encontré esta semana realmente no tiene desperdicio. Resulta que fui hasta la Policia Federal en São Paulo para comenzar a tramitar la residencia permanente. Obviamente, como suele suceder en estos casos, nos faltaban algunos documentos (una declaración jurada y un formulario, para ser más específica). Salimos del edificio y preguntamos en un localcito que está en frente - ese en el que te sacan las famosas fotos 3x4 - si sabían donde podíamos conseguir los benditos documentos. "Hay un hombre con una máquina de escribir ahí en la vereda que se encarga de eso".  Vestido con una pechera que decía "Posso ajudar. Documentos para estrangeiros", allí estaba un señor ya entrado en edad, paradito al lado de una máquina de escribir, tal como nos habían dicho. Nos acercamos y le especificamos cuáles eran los dos documentos que necesitábamos. Asintió y se acercó a un poste de luz ubicado a pocos metros. Estiró el brazo, abrió un pequeño locker que estaba ahí, amarrado al mismo poste, y sacó una gruesa carpeta. La abrió y buscó entre los varios modelos de documentos aquellos que le estábamos solicitando. Después de algunos minutos, y de rezongar porque la Policia los modifica cada dos por tres, los encontró. Una copia para cada uno con nuestros datos y pronto, una parte del trámite ya estaba resuelta.